Georges Clemenceau
Notas del viaje por América del Sur
CLARIDAD

Páginas:
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9788493996390

Lo que facilitó la tarea de Cristóbal Colón fue que América estaba allí, inmóvil en medio del mar, esperando a que alguno se tomase la pena de tropezar con ella al pasar. Hecho el mayor trabajo, ¿qué iba a descubrir yo a mi vez, a riesgo de encontrarme yo mismo descubierto?; ¿comarcas desconocidas?; ¿pueblos inéditos?; ¿civilizaciones vírgenes?; ¿o simplemente puntos de comparación para nuevos juicios sobre mí mismo y sobre mi país? Felizmente gozo de la gran ventaja de no haber descubierto nada. Y como tengo menos la ambición de sorprender a mis contemporáneos que de sugerirles simplemente reflexiones al paso, tal vez evite lastimar a esa especie temible de sabios que, teniendo doctrinas sobre todas las cosas, lo han visto todo desde su despacho. Que los estadísticos no esperen nada de mí, porque no enriqueceré sus publicaciones. De no ser tentado por ninguna teoría, no podré ceder a ninguna propensión de acomodar los hechos según las necesidades de una idea preconcebida. Por la gracia de mis ignorancias, mi bagaje no se encuentra entorpecido por ninguna demostración previamente establecida. Yo soy de mi tiempo y de mi país, y mi tiempo y mi país me han hecho formar, al final de mi ya larga carrera, opiniones de donde procederán, adecuadamente, juicios que someto a la apreciación del público con toda tranquilidad de conciencia.

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Lo que facilitó la tarea de Cristóbal Colón fue que América estaba allí, inmóvil en medio del mar, esperando a que alguno se tomase la pena de tropezar con ella al pasar. Hecho el mayor trabajo, ¿qué iba a descubrir yo a mi vez, a riesgo de encontrarme yo mismo descubierto?; ¿comarcas desconocidas?; ¿pueblos inéditos?; ¿civilizaciones vírgenes?; ¿o simplemente puntos de comparación para nuevos juicios sobre mí mismo y sobre mi país? Felizmente gozo de la gran ventaja de no haber descubierto nada. Y como tengo menos la ambición de sorprender a mis contemporáneos que de sugerirles simplemente reflexiones al paso, tal vez evite lastimar a esa especie temible de sabios que, teniendo doctrinas sobre todas las cosas, lo han visto todo desde su despacho. Que los estadísticos no esperen nada de mí, porque no enriqueceré sus publicaciones. De no ser tentado por ninguna teoría, no podré ceder a ninguna propensión de acomodar los hechos según las necesidades de una idea preconcebida. Por la gracia de mis ignorancias, mi bagaje no se encuentra entorpecido por ninguna demostración previamente establecida. Yo soy de mi tiempo y de mi país, y mi tiempo y mi país me han hecho formar, al final de mi ya larga carrera, opiniones de donde procederán, adecuadamente, juicios que someto a la apreciación del público con toda tranquilidad de conciencia.